Primer centenario de la colección Vidal en el Museu de Ciències Naturals de Barcelona: últimas revisiones y nuevos datos

Abstract

Lluís Marià Vidal y Carreras fue un ingeniero de minas e ilustre geólogo catalán con una prolífica actividad científica en el campo de la Paleontología. Dicha actividad le permitió constituir una importante colección de fósiles, la cual, después de su deceso en 1922, fue donada al que actualmente es el Museu de Ciències Naturals de Barcelona, cumpliéndose, durante 2022, el centenario de dicho ingreso. La Colección Vidal, considerada de referencia a nivel internacional, presenta una notable cantidad de material tipo, así como ejemplares figurados. Del conjunto de la colección podemos destacar, por su especial valor científico, el contenido fosilífero procedente de La Pedrera de Meià (Barremiense, Cretácico inferior, Lleida). Este yacimiento de conservación excepcional (Konservat-Lagerstätte) fue descubierto por el mismo Vidal mientras realizaba el mapa geológico de Lleida (1875). Este año también es la efeméride de 125 años de las primeras excavaciones, según los documentos oficiales conocidos. Los especímenes de La Pedrera de Meià han sido objeto de numerosas consultas y revisiones a lo largo de su historia en el museo. En los últimos años, los trabajos relacionados con el proyecto de documentación de los tipos nomenclaturales de Cataluña y las labores ligadas al traslado de las colecciones, del Museu Martorell al Castell dels Tres Dragons, han permitido la actualización de su inventario. Por otra parte, la consulta más reciente, realizada por científicos del Museu de La Conca Dellà, y en el contexto de un proyecto de digitalización, ha desvelado nuevos datos destacables. Por ejemplo, se ha identificado la contraparte del cráneo del holotipo Montsecosuchus depereti (crocodilomorpha, Cretácico Inferior), que contiene información sobre la morfología de los huesos nasal, maxilar y premaxilar que hasta ahora eran desconocidos. La Colección Vidal sigue aportando nuevos datos científicos y constituye un paradigma de la necesidad e importancia de la conservación del patrimonio paleontológico mueble como fuente de conocimiento no renovable.