Abstract:
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Las promesas de bienestar y de movilidad social se han vuelto cada vez más insostenibles
para amplios segmentos sociales en Europa. Diversos economistas han producido
análisis y sugerido fórmulas tecnocráticas para acabar con la llamada Eurocrisis, pero
todas las medidas adoptadas han conducido a mayor precariedad, generando a su vez
movilizaciones sociales de diverso signo: desde luchas por la extensión de los derechos
sociales hasta reacciones nacionalistas y xenófobas. Los discursos de los “expertos” se
basan en modelos diseñados para generar estabilidad monetaria y crecimiento a través
de mayor competición en mercados abiertos. Son perspectivas “técnicas”, producidas
desde arriba, que ignoran las dinámicas políticas, sociales y culturales que operan sobre
el terreno. Una tendencia relativamente extendida en Europa, en paralelo a estos modelos,
consiste en utilizar estereotipos culturales para asignar atributos negativos (o positivos)
a ciudadanos o a países enteros (p.ej. los griegos son perezosos, los alemanes son
trabajadores). Esto esencializa las relaciones sociales y político-económicas que generan
desigualdad entre regiones y grupos sociales. Sin embargo, la perspectiva antropológica
nos muestra cómo los agentes sociales están inscritos en múltiples regímenes de valor y
marcos institucionales que guían su comportamiento económico: marcos históricamente
producidos y localmente específicos |