Abstract:
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Está firmemente demostrada la importancia de realizar mantenimiento preventivo en los edificios, para evitar que se degraden y aparezcan lesiones graves. También está demostrado que con el mantenimiento preventivo se ahorra dinero frente al mantenimiento correctivo. En el marco del mantenimiento cabe decir que para realizar las inspecciones periódicas de los edificios, es de gran utilidad el poder cuantificar hasta qué punto las deficiencias existentes son graves o no, con objeto de facilitar la toma de decisiones y priorizar las intervenciones terapéuticas. De hecho se han utilizado y utilizan numerosas escalas diferentes entre sí para valorar el grado de gravedad de los elementos constructivos. Pero no existe consenso común y estas escalas son diferentes entre sí según el estudio a que pertenezcan.
Por ejemplo, en las diferentes normas ITE existentes en España se utilizan diferentes escalas y formas de valorar las deficiencias existentes y no hay consenso común en el método de valoración. En cambio, en otros ámbitos de la ciencia sí existen escalas de uso generalizado (escala Boufort (viento), escala Richter (terremotos), escala Mohs (dureza de una sustancia), escala EVA (grado del dolor), escala Douglas (estado del mar), etc.). Incluso en el ámbito de la eficiencia energética de edificios hay una escala de uso común en toda Europa.
Todo lo referido muestra la necesidad de proponer y validar una escala que sirva para valorar el grado de gravedad de elementos constructivos en edificios, que sea de uso generalizado.
El objetivo del presente artículo es proponer, en base a un largo y riguroso proceso metodológico, una escala que sirva para valorar el grado de gravedad de los daños en edificios, que pueda ser utilizada de manera generalizada. |