Abstract:
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Desde hace tiempo se viene insistiendo en la necesidad de evaluar al profesorado. Si se evalúa a los alumnos y también a los sistemas educativos no es, por supuesto, defendible que deje de evaluarse a un colectivo tan determinante de la calidad de tales sistemas como es el docente. Solo desde actitudes cerradamente gremialistas podrían ponerse reparos a ello. Pero justamente porque el profesorado juega este papel tan esencial, la instauración de cualquier proceso evaluativo deberá hacerse con el máximo rigor y cuidado. Tres breves reflexiones al respecto. |