Frente la llamada “construcción convencional” se encuentra la alternativa de la construcción
tecnológica, desarrollada desde premisas de sostenibilidad e industrialización. Ambas deben
orientarse a la aplicación de los requerimientos y prestaciones establecidos por el CTE (la
industrialización como posible solución a las exigencias del CTE).
La aplicación del CTE supone un salto cualitativo en la calidad de la edificación, respecto los
planteamientos de las NBE, tanto en su parte constructiva como en las instalaciones. La
utilización de la prefabricación, la utilización de nuevos materiales con certificados de calidad,
la integración de las instalaciones, la modularidad son los mecanismos empleados en el
presente trabajo para abordar, como mínimo, los requisitos estipulados en el CTE.
En el anejo II del CTE: “Documentación del seguimiento de la obra”, se indica que el
constructor debe recopilar de todos los suministradores de productos, los controles realizados,
las instrucciones de uso y mantenimiento y las garantías del producto. Ello conlleva que con
los métodos tradicionales sea complejo poder controlar y certificar la calidad de la obra
ejecutada.
Mediante el control del producto en fábrica propio de la industrialización, se simplifica y se
asegura el proceso. Un solo certificado global incluye todos los controles y garantías
necesarios para el conjunto de los elementos y su montaje en obra.
Actualmente, la construcción de edificios, supone una gran demanda de energía en la
fabricación de los materiales, la utilización de recursos no renovables, la generación de
emisiones de CO2 y residuos que no se reciclan.
A medio y largo plazo se desarrollaran legislaciones obligatorias más restrictivas del consumo
energético en construcción, y que promuevan un menor impacto ambiental de las
edificaciones. Estas exigirán una aplicación efectiva de indicadores de sostenibilidad en la
construcción, mediante la utilización de materiales reciclados y sostenibles, menor consumo
de energía y emisiones de CO2 en la fabricación de materiales, y la gestión de residuos.El decreto de Ecoeficiencia, 21/2006, de 14 de febrero, por el cual se regula la adopción de
criterios ambientales y de ecoeficiencia en los edificios, en su artículo 6 “Parámetros de
ecoeficiencia relativos a los materiales y sistemas constructivos”, indica entre las soluciones
constructivas a utilizar, (punto d) la utilización de sistemas preindustrializados como mínimo en
el 80% de la superficie de la estructura, y (punto e) la utilización de sistemas
preindustrializados como mínimo, en el 80% de la superficie de los cerramientos exteriores.
La propuesta de este PFG consiste en desarrollar una metodología de análisis que consiga
determinar por comparación cual es el mejor sistema constructivo, en base de a unos
parámetros de entrada sostenibles (energía, CO2, peso) y técnicos (coste, tiempo, CTE…).
Concretamente se aplica a una vivienda unifamiliar dos técnicas constructivas tecnológicas o
industrializadas, y un sistema constructivo convencional. Y se cuantifican, por medio del
análisis analítico, los indicadores de impacto ambiental de estos tres sistemas constructivos.
Independientemente de los resultados y conclusiones obtenidas, paralelamente acompaña en
todo este recorrido, una reflexión constructiva, que cuestiona los modelos actuales validados
por aplicación sistemática, y que por medio de esta metodología de análisis, proporciona
parámetros de construcción, muchos de ellos apoyados en la cuantificación |