La automoción lleva desde los años 50 siendo uno de los pilares más grandes de las economías mundiales. En el último año se fabricaron y vendieron más de 72 millones de vehículos de 80 fabricantes distintos, por lo que la competitividad tanto tecnológica como económica es brutal. Para aumentar esta competitividad, los fabricantes luchan en reducir los costes de producción de sus vehículos aumentando la calidad del producto. Por lo tanto, el ahorro está centrado en una optimización de las líneas de producción y una disminución del consumo energético por vehículo producido. Uno de los métodos más útiles para la optimización de la producción es la completa automatización de las líneas productivas, manteniendo la interacción humana al mínimo. Usando la última tecnología en automatización, las fábricas de automoción se han llenado de robots industriales controlados por un PLC que mueven, sueldan y pegan las distintas piezas que componen el coche en un baile armónico y sincronizado. Este tipo de automatización abunda sobretodo en el área de Chapistería (Body Shop), donde se ensamblan las distintas chapas que forman el cuerpo del vehículo. Pese a ser procesos con una automatización aproximada del 90%, la necesidad de interacción humana es irremediable, ya sea para la resolución de averías o el aprovisionamiento de consumibles. Ello provoca que la seguridad de las celdas robotizadas para con el operario deba ser muy elevada, de manera que el riesgo de accidente sea prácticamente nulo. El presente proyecto se centrará en el diseño de una celda robotizada, partiendo de unas condiciones de contorno dadas por el proceso. Se diseñarán los componentes eléctricos y de automatización de a celda, consiguiendo una instalación de tecnología punta con una seguridad de operador óptima.