Esta tesina estudia la historia de la prolongación de la calle Balmes, desde la avenida
Diagonal hasta la avenida del Tibidabo. Se muestra la evolución de la calle hasta su
conversión en una de las arterias más importantes de la ciudad, y se ponen de manifiesto
las motivaciones principales de su apertura, la comunicación del barrio de Sant Gervasi con
el Ensanche y, posteriormente, ya con el éxito de las primeras atracciones del Tibidabo, el
acercamiento de esta montaña a la ciudad.
Para ello, se ha estructurado el trabajo en cuatro partes. La primera hace referencia a los
orígenes de la calle Balmes, que nace con el proyecto de Cerdá, y a su trazado, que queda
en esa época truncado en la avenida Diagonal. También habla sobre el Ferrocarril de Sarrià
que discurría por el exterior de la calle desde sus inicios y que después será protagonista en
su transformación.
La segunda parte, ya en el siglo XX, lleva al lector a los primeros intentos de prolongación
de la calle motivados por la agregación de los municipios vecinos a la ciudad de Barcelona
en 1897 y a la urbanización de la montaña del Tibidabo a partir de 1901. En este apartado,
tiene una importancia vital la Asociación de Propietarios de San Gervasio que con sus
proyectos, que se compararán con los de Jaussely, y su tesón, acabó convenciendo al
Ayuntamiento para involucrarse en esta operación.
La tercera parte trata de la complejidad de las negociaciones con los propietarios de los
terrenos, de la búsqueda del trazado definitivo, especialmente en su tramo superior en la
unión con la avenida del Tibidabo, de la incorporación de la prolongación de la calle Balmes
al plano de Ensanche y finalmente del proyecto definitivo de 1920, que incluía la creación de
un túnel para ferrocarril desde la plaza Molina hasta la avenida del Tibidabo.
Por último, la cuarta parte recoge la evolución de las obras, que terminaron alrededor de
1930, algunas modificaciones interesantes como el intento de honrar a Ángel Guimerá con
un monumento en la plaza del final de Balmes con la avenida del Tibidabo, y del
soterramiento del Ferrocarril de Sarrià que cambió totalmente el aspecto de la parte baja de
la calle al final de los años veinte. Además, concluye con las obras que, en la posguerra, la
Comisión de Ensanche realizó en las zonas laterales de la calle Balmes dándole su forma
final, así como las que llevó a cabo el Ayuntamiento para poner en funcionamiento el
ferrocarril proyectado hasta la avenida del Tibidabo, mejora que ayudaría a implantar el
tejido residencial en la zona alta de la calle. |