Los ríos y los mares tienen una capacidad de autodepuración de sus aguas. Hace 200 años cuando el mundo no estaba tan poblado como ahora, el hombre solía arrojar a estos medios acuáticos sus desperdicios. A medida que la población fue creciendo, el hombre se dio cuenta de que esto suponía un tremendo problema para la higiene pública así que el hombre se propuso hacer más eficaces los procesos de depuración biológicos con la ayuda de procesos físicos y químicos. Con esto hace más de 100 años que el hombre trata de depurar los residuos líquidos que produce su ritmo de vida y hoy en día hay una legislación para obligar a que los residuos se traten. La tecnología ayuda a que el hombre tenga cierto control sobre estos procesos de depuración haciendo que los mismos procesos sean más eficaces. Para que esta ayuda a la eficacia de los procesos de la depuración, se han hecho tres importantes tareas. La primera tarea consiste en monitorizar localmente las variables que se han considerado importantes para conocer el estado de la estación de tratamiento de aguas de la EPSEVG. La pantalla de monitorización es la de un ordenador pero los datos se cogen a través de unos módulos de adquisición de datos que son como una tarjeta de adquisición de datos convencional pero con un procesador específico aumentando la eficacia en la adquisición. A través de la red (internet) enviamos los datos de la monitorización haya donde sea necesario ver el estado de la depuradora. Esto ahorra el que una persona tenga que estar continuamente en la estación depuradora pudiendo desplazarse únicamente cuando en la sala de control remota se reciba un error de la planta de tratamiento. La configuración de los módulos y el sistema de actuadores que forman parte de los procesos de depuración se pueden cambiar. Estos actuadores incluso se pueden gobernar por el usuario a través de la pantalla de monitorización local.