El sector turístico representa un sector clave de nuestra economía y los hoteles de 3 y 4 estrellas son los establecimientos con una mayor demanda de ocupación. Este tipo de edificios necesita una gran cantidad de energía para garantizar el confort necesario de sus ocupantes, por lo que la limitación de la demanda energética y el control del consumo energético son los pilares básicos para un funcionamiento adecuado y competitivo de estos edificios. En este proyecto se analiza cual es el consumo y la demanda tipo en estos edificios, cuales son los factores más influyentes en su comportamiento energético y cuáles son las estrategias que se aplican para ahorrar en consumo de energía. En general, el consumo energético de los hoteles proviene de energías no renovables y es un consumo alto debido a unos principios de diseño poco eficientes, a un desconocimiento del estado de las instalaciones y a su ineficiente gestión. Esto implica que el nivel de eficiencia energética de los hoteles es bajo, por lo que el sector hotelero ofrece un indiscutible potencial de ahorro de energía. Los cuatro factores clave que influyen directamente en el consumo energético y en las emisiones de CO2 asociadas son: el comportamiento del edificio (la envolvente térmica, localización, categoría, grado de ocupación, etc.), la eficiencia energética de las instalaciones, las condiciones climatológicas y el comportamiento de los usuarios. Las medidas de mejora van encaminadas a mejorar la demanda (actuando sobre la “piel” del edificio) o el consumo de energía (actuando sobre las instalaciones) y permiten aumentar la calificación de eficiencia energética(1) y, más importante aún, permiten reducir el impacto ambiental disminuyendo las emisiones de CO2 expulsadas a la atmósfera. Los principales inconvenientes que dificultan la aplicación de medidas de eficiencia energética son: la falta de concienciación y la falta de ayudas a la financiación, aunque con los actuales planes de ayudas para la rehabilitación energética en el sector hotelero se pretende incentivar a un sector clave a mejorar energéticamente. En el hotel objeto de estudio se ha conseguido, mediante medidas de eficiencia energética, aumentar la calificación de E a B y reducir las emisiones de CO2 un 51%.