The pandemic COVID-19 ─ which is a zoonosis ─ illustrates how problems of global nature and proportions stem from human use and abuse of animals and therefore underlines the necessity of a global law approach. The social, ecological, and economic consequences of animal exploitation, notably (but not limited to) agriculture, range from human poverty to transnational organised wildlife crime, to global warming, and of course to animal suffering. Not the least, the danger of the outsourcing of animal-processing industries and research facilities to animal cruelty havens and the threat of a regulatory chill on the national level suggest that the regulatory response to animal issues needs to be global. The Office International des Epizooties (OIE) could be transformed into the institutional hub for such an approach. The contribution also addresses and refutes the challenge of cultural and legal imperialism that is mounted against such a global law approach. It suggests to develop further the One Health paradigm for containing the pandemic and for combatting future zoonoses. The paper concludes that a critical global animal law approach will be helpful for overcoming the COVID-crisis and is generally warranted for transforming human─animal interaction.

La pandemia de COVID-19 - una zoonosis - ilustra cómo los problemas de naturaleza y proporciones mundiales se derivan del uso y abuso de animales por parte de los humanos y, por lo tanto, subraya la necesidad de un enfoque jurídico global. Las consecuencias sociales, ecológicas y económicas de la explotación animal, en particular (pero no solamente) la agricultura, van desde la pobreza humana hasta los delitos transnacionales organizados contra la vida silvestre, el calentamiento global y, por supuesto, el sufrimiento de los animales. No menos importante, el peligro de la subcontratación de las industrias de producción de animales y las instalaciones de investigación para los paraísos de crueldad animal y la amenaza de un enfriamiento normativo a nivel nacional sugiere que la respuesta normativa a los asuntos sobre los animales debe ser global. La Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) podría transformarse en el centro institucional para este enfoque. La contribución también aborda y refuta el desafío del imperialismo cultural y legal que se desarrolla contra un enfoque de derecho global como este. Se sugiere desarrollar aún más el paradigma "Una Sola Salud" (One Health) para contener la pandemia y combatir futuras zoonosis. El artículo concluye que un enfoque crítico de derecho animal global sería de ayuda para superar la crisis de COVID y, en general, está justificado para transformar la interacción humano-animal.