El contexto actual en el que se articula la comunicación académica está fuertemente marcado por un uso intensivo de la tecnología en la generación, acceso y consumo de información. Este nuevo escenario ha provocado por un lado que la cadena de valor en la generación de contenidos se haya visto fuertemente alterada, provocando fusiones en las figuras de los agentes que tradicionalmente han participado en ella, así como cambios en los usos tradicionales que se hace de los canales de distribución de contenidos.
La evolución en estos cambios no se está realizando de forma paralela en los dos grandes ámbitos de la actividad universitaria: la investigación y la docencia.
En la comunicación científica, se percibe un cierto proteccionismo sobre los métodos tradicionales de comunicación. Se trata de un modelo fuertemente arraigado y con gran impacto en la carrera del investigador, lo que conlleva que la evolución no sea tan abrupta como en otros ámbitos. Recientes estudios indican que la adopción de nuevos canales de comunicación (blogs, wikis, …) es aún menor y las preferencias en los canales siguen priorizando la publicación de trabajos en revistas impresas o electrónicas, congresos o libros etc.
La adopción de las llamadas herramientas colaborativas 2.0 es minoritaria, sin que ello signifique que existan barreras para la elaboración de trabajos colaborativos, método tradicional de elaboración del trabajo científico. Posiblemente, simplemente no se percibe un beneficio en su utilización.
En el ámbito de los procesos de aprendizaje de los estudiantes, si la intensificación en el uso de las tecnologías se centraba en la implementación de campus virtuales como herramientas principalmente de repositorio de contenidos y comunicación profesor/estudiante, nuevos modelos están surgiendo que trascienden el uso de contenidos generados por la propia institución.
La adopción de contenidos en múltiples formatos, de acceso abierto en Internet, se produce de modo mucho más generalizado, así como el sudo de herramientas de comunicación colaborativas en el marco del contexto 2.0. Valgan como ejemplo los llamados Entornos Personales de Aprendizaje, que impulsan modelos en los que los propios estudiantes gestionan sus redes de contactos, creando formas de aprendizaje colaborativa en la que los contenidos son aportados por la propia red.
Si pudiéramos encontrar un denominador común en los distintos modelos, este sería el consumo cada vez más masivo de contenidos en acceso abierto. En el ámbito de la investigación, consolidando el movimiento Open Access en sus distintas vertientes, como mecanismo de acceso (que no siempre de publicación) a documentación especializada e impulso al compromiso de compartir el conocimiento. En el ámbito de la docencia aprovechando y seleccionando la infinidad de recursos disponibles en Internet.
Cabe destacar el papel que han jugado las universidades y sus bibliotecas con el desarrollo de repositorios institucionales i/o especializados, con el objetivo de visualizar su actividad, preservar su propia producción y compartir el conocimiento que generan. Sin embargo no son pocas las voces que se levantan alertando de la necesidad de implementar modelos de negocio que garanticen la viabilidad de estos proyectos. Disponemos ya de algunos modelos (no siempre casos de éxito) impulsados por editoriales privadas. Sin embargo existen pocos casos de instituciones académicas que hayan iniciado programas en este ámbito que permitan sufragar los costes de edición y publicación de estos contenidos.
Es este un contexto complejo en el que intervienen distintos actores y al que hay que hacer frente tomando como punto de partida la creación de alianzas en las propias universidades. Tradicionalmente en los procesos de comunicación académica han jugado un papel muy importante tanto las bibliotecas como los servicios de publicaciones o las editoriales universitarias. Desde distintos enfoques su participación en la estrategia de comunicación de las universidades ha sido crucial, y en el marco actual la colaboración de ambos servicios representa una oportunidad importante para ambos, en el que pueden aportar sus propias experiencias en la creación de nuevos modelos de edición, publicación y difusión sostenibles. |