El agua subterránea, además de ser esencial para el medio ambiente, es un importante recurso y reserva de agua para satisfacer las necesidades humanas. Por ello es susceptible de extracción intensiva, cosa que ya sucede en numerosos acuíferos a nivel mundial. La extracción de agua subterránea modifica el ciclo natural del agua, lo que puede originar importantes cambios en la Naturaleza y alterar las relaciones con las otras fases del ciclo hidrológico. La explotación del agua subterránea produce notables beneficios económicos y sociales, pero también conlleva costos asociados que afectan a la economía, sociedad y medio ambiente. Para preservar sus grandes ventajas y hacer su explotación sustentable se requiere la introducción de reglas de uso y considerandos éticos, así como planificación a medio y largo plazo, y gestión. Corresponde a organismos apropiados, no necesariamente complejos, con la participación de los usuarios. El agua subterránea tiene un ámbito territorial amplio y fácil acceso a la misma, pero hay efectos derivados de la explotación que pueden manifestarse con gran retraso. Por esta razón se requiere una visión amplia, especializada y representativa de la Administración Pública, la estabilidad de la Sociedad Civil y la cooperación y corresponsabilización de los usuarios del agua, que incluye a los que tienen la responsabilidad de proteger a la Naturaleza. Aún hay poca experiencia real tanto a escala local como a escala general.