Introducción: el envejecimiento de la demografía mundial es un hecho inédito en la historia. En España los índices de ancianidad se encuentran cerca del 17%. A esto hay que sumarle el crecimiento imparable de las personas de más edad, las de 80 y más años. En esta etapa de la vida la prevalencia e incidencia de la enfermedad es superior al resto, y con ello lo son también los índices de cronicidad, incapacidad y dependencia.
Objetivo: explorar cómo es percibida la vejez en primera persona, más concretamente cómo es percibida la pérdida de autonomía y la dependencia por personas mayores de 65 años.
Metodología: estudio transversal descriptivo de tipo mixto. Para ello, se han analizado cuantitativamente 40 entrevistas realizadas por alumnos de 3º de Enfermería de la Universidad Internacional de Cataluña (UIC) a personas mayores de 65 años, y cualitativamente, 10 de ellas.
Resultados: un 23% de las personas entrevistadas muestran pérdida de autonomía para las Actividades de la Vida Diaria (AVD). Así mismo, el 78% de las personas ancianas con pérdida de autonomía, sólo necesitan de una ayuda parcial en su día a día, mientras que un 22% necesitan de una ayuda total. El 55% de personas ancianas con pérdida de autonomía muestran una percepción negativa de la vejez y de la salud, pero un 44,5% muestran una percepción positiva a pesar de padecer una pérdida de autonomía. También, se han identificado diversas categorías que afectan de forma directa en una pérdida de autonomía: antecedentes personales, cambios físicos, cambios psicológicos o emocionales y cambios en la memoria.
Conclusiones: el envejecimiento está sujeto a una pérdida progresiva de autonomía y a múltiples problemas de salud. A su vez, a este fenómeno se le pueden añadir unas variables de riesgo que pueden contribuir a una mayor dependencia. Aun así estos cambios, a nivel personal, afectan de forma diferente en las personas. |