Como cualquier otra disciplina y ámbito de conocimiento, la arqueología se ha ido adaptando en la última década a la aparición de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC). La informática ha permitido mejorar una serie de tareas, a veces muy mecánicas, que ya se hacían con anterioridad, y ha proporcionado una mayor rapidez y, sobre todo, una calidad superior de los resultados. Por otro lado, uno de las grandes ventajas de la revolución digital es la capacidad de almacenar grandes volúmenes de datos de manera rápida y sencilla, unos datos que se pueden reutilizar de varias formas. Si todas estas aplicaciones han facilitado algo más la resolución de problemas cotidianos de los arqueólogos, otras aplicaciones han abierto nuevas fronteras y posibilidades que hasta ahora ni siquiera se habían soñado. De forma general, los arqueólogos han detectado un cambio profundo en 5 grandes esferas de aplicaciones informáticas. A pesar de que no son las únicas, sí que parecen las más destacadas: a) Grabación de datos (sobre todo dibujo e imagen) b) Bases de datos c) Sistemas de Información Geográfica d) Realidad virtual e) Comunicación mediante Internet