Abstract:
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El concepto de desarrollo:
Se habla tanto de desarrollo en nuestros días que corremos el peligro de
convertirlo en una palabra hueca de sentido, como ocurre con todas las palabras de las que se abusa demasiado. Pero el abuso verbal no puede hacemos olvidar el hecho de que el desarrollo es uno de los conceptos clave de nuestro tiempo, y el principal motor de su actividad.
Reducido a sus líneas esenciales el concepto de desarrollo puede resumirse en tres puntos:
1. La humanidad está destinada a progresar hacia un estado en el que
el hombre pueda realizar más plenamente sus posibilidades, posibilidades
abiertas a todos los hombres en el marco de una sociedad más libre y más
justa. Es la vieja idea europea de progreso, secularización a su vez de la idea cristiana del sentido de la historia.
2. Este progreso social requiere un desarrollo económico que aumente el
nivel de vida, individual y colectivo, y libere así al hombre de una parte de sus necesidades. Este desarrollo económico, a su vez, resulta del progreso científico traducido en la técnica. Esta idea refleja la experiencia del hombre occidental, que a través del conocimiento científico ha conseguido dominar la naturaleza y ponerla a su servicio.
3. Este progreso económico social, puede y debe ser orientado por la propia sociedad por medio de una política adecuada. La promoción del desarrollo
se convierte así en la primera tarea de gobierno y en el primer objetivo
político. Hasta tal punto las ideas que acabo de enunciar como síntesis del desarrollo están hoy tan generalmente aceptadas que incluso las discusiones ideológicas tienden a convertirse en disputas políticas o, si se prefiere, simplemente estratégicas dentro de este marco común. Incluso la confrontación capitalismo-comunismo, está derivando hacia una disputa sobre su eficacia relativa para promover el desarrollo. Puede por tanto afirmarse, sin demasiada exageración, que el desarrollo, tal como lo he definido, se está convirtiendo en la verdadera ideología de nuestra época.
Que entre desarrollo y educación ha de existir una estrecha relación, es
fácil advertirlo. Basta tener en cuenta que la educación tiene por objeto la formación de los hombres y con ello la preparación de la sociedad futura. Todo esfuerzo por promover el desarrollo, ha de acompañarse, por tanto, de un esfuerzo educativo. Es sintomático en este sentido, comprobar cómo todas las ideologías progresistas están directamente interesadas en las cuestiones educativas. Pero para promover el desarrollo no basta con propugnar la difusión de la educación en el sentido de su multiplicación. Pues la educación, al mismo tiempo que está orientada al futuro, tiende por su misma naturaleza a conscrvar el pasado. Para poner la educación al servicio del desarrollo hay que empezar por replantearse sus objetivos y examinar críticamente su organización y sus medios. |