Abstract:
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En la Cataluña bajomedieval la pena de muerte ocupa un lugar axial, porque la posesión de la plena capacidad
jurisdiccional se demuestra ostentando horcas; las vías de consolidación del poder regio incorporan esta pena; las ordenanzas municipales
la integran en su discurso de orden social; la población asume su carácter represor como fórmula para garantizar un orden cada vez
más enrarecido; las modalidades de su aplicación gradúan la perversidad de quienes deben de ser extirpados del tejido social; y, en definitiva,
se erige como recurso utilizado de modo creciente como instrumento de un específico orden social y político. |