Abstract:
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La actual diferencia de precios entre los productos que adquieren los consumidores y el
que obtienen los productores es abismal sin aportar valor añadido a la cesta de la compra.
El objetivo de este proyecto es comprobar la viabilidad de vender productos catalanes de
calidad elaborados artesanalmente bajo la marca CQF (Catalonian Quality Food) con
distribución exclusiva a través de dos canales, uno basado en la venta electrónica y el otro
en tiendas especializadas. Con esta iniciativa se pretenden mejorar las rentas de estos
artesanos de manera que pueda perdurar el empleo en el sector primario así como las
tradiciones catalanas. Mientras que los habitantes de los municipios más poblados obtienen
la posibilidad de degustar comida de calidad y origen garantizados a precios adecuados.
El análisis de la distribución de este tipo de alimentos a las ciudades se inicia exponiendo
los actuales distintivos de calidad a nivel catalán. Asimismo, se proponen las posibles
soluciones para resolver el conflicto y se explica la decisión final.
Primero se realiza un estudio de mercado, en el cual se indaga sobre la situación actual de
esta clase de productos y la aceptación de la idea de este proyecto por los posibles
consumidores. Por otra parte, se consiguen datos de consumo a partir de encuestas
elaboradas por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación con los que se ha previsto
la demanda de los seis primeros meses de apertura de CQF y el precio de los productos.
A partir de la proyección de demanda se determina la gestión de stocks. Para lo cual se
adapta el tipo de aprovisionamiento a las necesidades de CQF al presentar características
diferentes a las hipótesis de partida de otros modelos (demanda variable y al alza así como
productos estacionales).
Después, se elige la ubicación de las cooperativas exponiendo los criterios decisorios. Se
escogen al azar las localidades de producción dentro de las pertenecientes a los diferentes
distintivos y se exponen 156 posibles poblaciones en las que abrir establecimientos.
Una vez establecidas las cantidades a elaborar, teniendo siempre presente la demanda, su
fluctuación y su imprecisión, se calculan las cantidades que cada municipio productor debe
aportar a cada veguería y éstas a los centros de consumo para minimizar los costes de
transporte. Aplicando el problema del transporte se hallan las masas que se tienen que
intercambiar las cooperativas. Estos valores predisponen la elección del tipo de vehículos.
Finalmente, se lleva a cabo un análisis económico que ratifica que la propuesta es factible
aun sin obtener subvenciones y se estudia la opción de externalizar el transporte. |