Resumen:
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Hasta no hace muchos años la relación de los iberos con el agua era enigmática, dada su dependencia de una agricultura de secano a la que se añadía la costumbre de habitar en lugares generalmente distantes de los cursos de agua. Todos los datos parecían estar en contra: eran pocas las referencias que se podían hallar en los antiguos textos griegos o latinos y la escritura ibérica se encuentra todavía en un estadio en el que dista mucho de ser comprensible y poder ser aprovechada
como fuente de información. Afortunadamente, el tesón de los trabajos arqueológicos emprendidos en el último cuarto de siglo, reforzado con modernas técnicas analíticas, va sacando a la luz un goteo constante de nuevas evidencias que permiten resolver ese misterio. En la actualidad, no sólo es posible saber cómo gestionaban el agua los iberos, también se puede
observar cómo se convirtió en un elemento estrechamente vinculado a su mentalidad. |