El agua subterránea es esencial para la Naturaleza y los servicios que proporciona. Además es un importante recurso de agua para las necesidades humanas y una reserva clave, por lo que es susceptible de extracción intensiva, como ya sucede en numerosos acuíferos. La extracción de agua subterránea modifica el ciclo natural del agua, lo que puede producir importantes cambios en la Naturaleza y sus servicios, y modificar las relaciones con las otras fases del ciclo hidrológico. De la explotación del agua subterránea se derivan notables beneficios económicos y sociales, pero hay también costos asociados que afectan a la economía, sociedad y medio ambiente. Esto se traduce en la necesidad de una planificación a medio y largo plazo, flexible y adaptable, bajo principios éticos, y en una gestión, de modo que se cumplan los objetivos y normas de la planificación. La planificación del agua subterránea es parte inseparable de la planificación del conjunto de los recursos de agua, y la planificación del agua debe insertarse en el ámbito más general de los recursos naturales. Para la gestión hacen falta organismos apropiados, no necesariamente complejos, en un conjunto que respete al principio de subsidiariedad, con el soporte de un buen conocimiento y redes de observación apropiadas, y con la aceptación y participación de los usuarios. Esto es especialmente necesario para los recursos de agua subterránea, dado su amplio ámbito territorial y la fácil accesibilidad a la misma, pero con efectos derivados de la explotación que pueden manifestarse con gran retraso. En los órganos de planificación y gestión se debe reunir la visión amplia, especializada y representativa de la Administración Pública, la estabilidad de la Sociedad Civil y la cooperación y corresponsabilización de los usuarios del agua, que incluye a los que tienen la misión y responsabilidad de proteger a la Naturaleza. Cómo llevar eficaz y aceptadamente la gestión del agua subterránea es un claro reto para el siglo XXI. Sin embargo aún hay poca experiencia real y eficaz, tanto a escala local como a escala general. Posiblemente se deberá unir control y sujección a una planificación flexible, con respeto de la libertad de acción y de la posible existencia de mercados de agua bajo condiciones socialmente admisibles. Las consecuencias de la globalización, que incluye el comercio del agua virtual, y del cambio global, con su parte debida al posible pero incierto cambio climático, son aspectos a considerar en la planificación del agua y de la gestión a llevar a cabo, en particular del agua subterránea.